Memorias de un Zombie

Con algo de tiempo libre en ésta loca semana que me ha tocado vivir, procederé a relatar los eventos acaecidos durante las jornadas OTAKUART 4 hace unos pocos días (dicho así suena la mar de épico).
A las 8 y algo de la mañana, despuntando el alba, salía un servidor de la parada de metro Salt de l'Aigua cargado con un mochilón cuyo inteiror estaba repleto de K-POW!s y camisetas, y, siguiendo a gente con pinta de friki (no de la clase vergonzosa, sino de esos que se notan que son frikis pero con dignidad) esperando que se dirigiesen al mismo lugar. Afortunadamente, eran parte del Staff.
Una vez allí, pude ver, por vez primera, cómo se montaban unas jornadas. Era tal y como me lo había imaginado: mesas vacías siendo llenadas por los dirigentes de las respectivas tiendas, ¿qué esperabais? Así pues, fui mirando los cartelitos que indicaban la pertenencia de los stands hasta dar con el que rezaba KPOW! RELOAD y dejé caer mi mochila encima.
Tenía un stand.
A los pocos minutos ya estaba todo montado: 30 cómics y 9 camisetas, de modo que sólo quedapa saludar al máximo dirigente del evento (o, como mínimo, al cabeza de turco en caso de que la cosa saliese mal): Pedro Kat. No sé si lo hizo a posta o no, pero me recibió cantando "Tu hamster" de El Reno Renardo, algo chocante, la verdad, pero divertido al fin y al cabo.
Intercambiados los correspondientes saludos (todo el equipo del Staff se portó muy amablemente conmigo y mis compañeros, la verdad) sólo quedaba esperar a que llegasen los restantes integrantes de mi grupo, en éste caso Fran y Cris (T-SHITS), porque Jose y Jorge (K-POW! Reload) tenían otras obligaciones y no podían acudir.
Al celebrarse el evento en un instituto, el aire acondicionado sólo existía en las aulas, que estaban cerradas a cal y canto, de modo que hacía un calor de mil demonios y clamé al cielo por otorgarme la dicha de haber recibido un stand justo enfrente de la puerta que daba el recreo y que tantas agradables brisas nos regalaba. No obstante, lo que más calentaba el ambiente no era la concentración humana (que sí, que dos cuerpos generan más calor que uno, pero se puede soportar), sino la concentración femenina.
Entre hordas de mujeres lorzacas apretadas de forma indigna en ropajes cinco tallas inferiores y zorras esqueléticas pintarajeadas como el culo de un mandril, aparecían elementos que bien merecían una estatua en la plaza del pueblo. Madre mía, las había de todas clases, altas, bajas, rubias, morenas, con pechos insinuantes (mis favoritas) o con enormes tetas, y todas estaban buenísimas.
Gracias a ellas, las lorzacas y las esqueléticas quedaban eclipsadas. Me pasé toda la mañana regalándome la vista de una minifalda a otra, de una blusa a una camisa, y viceversa. En fin, la primavera, la sangre altera, y en veranos las mujeres se destapan mucho...
En cuanto a las ventas, realmente no vendimos mucho. Tabién es cierto que la gente tenía más bien poco dinero (fin de curso y esas cosas), pero lo que nos interesaba a ambos grupos realmente era darnos a conocer. Asi pues, pasaba bastante gente señalando el stand y diciendo "Ahí tienen un cómic de Jesús con monjas lesbianas" o "Mira esa camiseta de Harry el Sucio cómo mola", con lo cual, estamos bastante contentos.
Al final, acabé participando, y ganando, el Pasapalabra Freak, el cual merece una entrada para sí solo, y en el Silent Otakuart, que también merece entrada propia, así que ya sabéis de qué irán los próximos posts.
En resumen: a pesar de la cantidad de narutards vergonzantes, gothic lolitas zorronas y nerds, el ambiente y la gente, en general, era estupendo; las actividades eran variadas y entretenidas (aunque no pude disfrutar de muchas de ellas debido a mis obligaciones para con el stand) y la organización, salvo dos o tres fallos tontos sin importancia, fue más que digna. Además, Studio Katz tiene una facilidad para el humor absurdo realmente envidiable, lo que dotó de grandes dosis de humor a todo lo ocurrido dentro de su perímetro.