Memorias de un Zombie

Ya la hemos liado. “Y me lo escribes para mañana”. Sí, claro, y si quieres te la chupo.
Uno se forja una cierta reputación de “chistoso” o “gracioso” y ya la ha cagado para el resto de su vida. Automáticamente, todo el mundo espera que, a cada paso de su vida, uno haga un chiste, como si de una serie televisiva se tratase.
Pues yo soy muy fan de Friends, pero si mi vida se empieza a parecer a la de Chandlear (Mathew Perry) me preocuparía bastante.
Un momento... Si YA se parece un huevo... ¡Pero ese no es el tema!
Hay quien dice que quien hace reír a una mujer, ya ha hecho la mitad del camino hacia su cama. Y es cierto. Lo que no cuentan es que la otra mitad la recorre tu amigo “el guapo”, que para eso se lleva “al gracioso” de farra.
Y es que la vida del bufón realmente es complicada. Hay momentos en los que no apetece hacer un chiste. Vas por la calle y la gente espera que digas algo gracioso aunque tengas cáncer. ¡Venga, por favor! ¡Y después no me dejáis hacer chistes sobre Madeleine McCann!
Después vienen las recomendaciones. Todo el mundo te recomienda lo mismo: ir a El Club de la Comedia.
Ésta gente vive en una realidad distinta, una realidad en la que todavía se emite El Club de la Comedia...
Aunque la tele por cable ha suavizado un poco la cosa, ahora me recomiendan también aparecer en Buenafuente, Sé Lo Que Hicisteis..., La Hora Chanante (perdón, Muchachada Nui) o Noche Sin Tregua (¡Error! ¡Éste también se ha acabado!).
Vamos, que si fuese tan fácil, no estaría escribiendo esto, estaría de juerga con una morenaza y una rubia. La pelirroja para mañana.